LAS AVERIAS QUE TU MISMO PROVOCAS

Es de todos sabido que los conductores después de unos años de carnet tomamos pequeños “vicios” a la hora de la conducción. Estos “vicios” se trasladan no solo a la hora de la conducción y sino también al campo del mantenimiento de nuestro coche. Taller Simtec le quiere enumeras algunas de nuestra malas costumbres que pueden acabar en averías.

1.- Si no revisas las presiones de los neumáticos de forma periódica.

Esto nos puede llevar a varias averías.

Que los neumáticos se desgasten de forma irregular. Que sufras un reventón en marcha, algo que, además de poder provocar un accidente, podría dañar la llanta al rodar sobre el suelo sin la goma del neumático. Los reventones suceden a alta velocidad, por lo que también es posible que los trozos de goma causen daños en los pasos de rueda, paragolpes, aletas… al salir despedidos y golpearlos.

Revisa la presión de los neumáticos, al menos, una vez al mes. Las presiones indicadas por tu fabricante vienen indicadas en el libro de usuario, en la cara interna de la tapa del depósito de carburante, o en el marco de alguna de las puertas –normalmente.

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2.- Si no tienes en cuenta la temperatura del motor al acelerar…

Cuando el motor lleva un buen rato apagado y, por tanto, está frío, la mayor parte del aceite queda depositado en el cárter. Por eso, cuando arrancamos, el propulsor necesita unos segundos para que el aceite llegue a todos los ‘recovecos’ y, también, para que éste alcance una mayor temperatura, consiguiendo una mejor lubricación. Por todo ello, acelerar en exceso con el motor en frío provoca un mayor desgaste interno del motor.

Acelerar demasiado el coche en frío es el principal motivo de desgaste prematuro del motor -cilindros, guías de válvulas…-, algo que puede reducir su vida útil en más de un 50%. Reparar un motor ´desgastado´ es bastante costoso.

Si el motor está frío, es recomendable esperar unos 10 segundos antes de comenzar a circular. Después, acelera siempre de forma progresiva, evitando que el motor supere las 2.700 rpm en los diesel y las 3.500 en los gasolina.

3.- Si, en un semáforo, mantienes pisado el pedal del embrague…

Esta mala costumbre provoca un mayor desgaste del sistema de embrague, pues aunque tengas pisado el pedal a fondo, siempre se produce cierto rozamiento en sus partes internas, afectando tanto al disco como, sobre todo, a las piezas que actúan sobre él.

Dejar el coche en punto muerto y sin pisar el embrague en esas circunstancias. Evitarás ese desgaste… y tu pierna izquierda estará más descansada.

4.- Si abusas de los frenos en bajadas prolongadas…

Pisar mucho el pedal del freno puede tener tres consecuencias: aumentar el desgaste de los discos y pastillas, provocar posibles deformaciones en los discos -algo que generaría fuertes vibraciones en el volante al frenar- y deteriorar el líquido de frenos -ofrecerá una menor resistencia a la fatiga-.

Utiliza marchas cortas -por ejemplo, baja en tercera velocidad en vez de en cuarta- cuando afrontes una bajada prolongada. Además de hacer trabajar menos a los frenos, tendrás un mayor control sobre el vehículo al tomar las curvas.

5.- Si circulas con el motor muy bajo de revoluciones…

La conducción de esta manera puede llevar a :

La válvula EGR -sobre todo, en diesel-: provoca que en ella se acumule mayor cantidad de carbonilla, reduciendo su vida útil hasta un 50%.

El catalizador -diesel y gasolina-: como ocurre con la válvula EGR, en él se acumula más carbonilla, algo que puede terminar por dañarlo -además, es muy probable que no puedas pasar la ITV-.

El filtro de partículas en los diesel: como en los dos casos anteriores, la carbonilla acaba por saturarlo, algo que puede terminar por dañarlo.

En motores veteranos, a partes internas: el sobreesfuerzo al que se ve sometido el propulsor podría provocar daños en piezas como los casquillos del cigüeñal, de las bielas.

Mantener el motor siempre a un régimen en el que notes que el coche responde con cierta contundencia a poco que pises el acelerador. En un diesel, ese régimen suele estar a partir de 1.700-1.800 rpm, al igual que en muchos motores turbo de gasolina -si se trata de un propulsor gasolina atmosférico, ese ´umbral´ asciende hasta las 2.500 rpm, aproximadamente.

6.- Si detienes el motor ‘de golpe’, después de un esfuerzo considerable…

Ocurre en los motores turbo. Cuando se rueda por carretera, sobre todo si circulamos a alta velocidad, el turbo llega a superar los 300ºC con facilidad, en los diesel, y los 500ºC, en los gasolina. Por eso, si detenemos el motor ‘sin dejarlo reposar’, el aceite que queda acumulado en él tenderá a carbonizarse, provocando que el turbo se averíe.

Después de haber circulado por carretera, basta con que esperes en torno a un minuto antes de detener el motor. En ese tiempo, el sistema de refrigeración y la propia circulación del aceite rebajaran la temperatura del turbo, reduciendo el riesgo de avería en más de un 90%.

7.- Si apenas utilizas el aire acondicionado

El propio funcionamiento del aire acondicionado asegura una correcta lubricación del sistema, algo que alarga la vida del compresor y ayuda a reducir el riesgo de posibles fugas de gas.

Conecta el ´aire acondicionado´ al menos una vez cada dos o tres meses durante 10 minutos, da igual que selecciones una temperatura elevada para no pasar frío dentro del coche en invierno -recuerda que, si llueve, conectar el ´aire´ te ayudará a evitar que las lunas se empañen-.

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8.- Subir el coche a un bordillo de más de cinco centímetros

Debido a la fuerza que se ejerce contra el propio bordillo, esta maniobra puede afectar a tres elementos:

Evita subirte a los bordillos -en caso de hacerlo, intenta que sea por la parte de menor altura- o apoyarte contra ellos al aparcar.

Unknown9.- Si mantienes la mano sobre la palanca de cambios, aunque no la uses…

Cuando se lleva la mano apoyada sobre la palanca, se genera un poco de presión sobre los mecanismos internos de la caja, algo que termina por desgastar y provocar holguras en sincronizadores, rodamientos… A largo plazo, esto se traduce en vibraciones, y que las marchas no entren correctamente…Poner la mano sobre la palanca sólo cuando vayas a cambiar de velocidad.

10.- Si no frenas lo suficiente antes de pasar por un bache, un badén…

Son similares a las que se producen por subir bordillos… pero sus efectos son mayores. Por ejemplo, es fácil que pinches un neumático al pellizcarlo contra la llanta, que también puede deformarse. Además, los ‘golpes secos’ pueden generar daños en las rótulas… y, también, en los puntos de anclaje de la suspensión.

Pasa siempre despacio por zonas bacheadas, sobre todo si tu coche lleva llantas de más de 17″ y no es un todo terreno. Además, intenta frenar siempre antes de llegar al bache; si lo haces justo al afrontarlo, ´cargarás´ más peso sobre el eje delantero y los daños podrían ser aún mayores.

Los neumáticos, que sufrirían deformaciones o pequeños cortes que podrían obligarte a sustituirlos. Las llantas, que podrían verse dañadas si el impacto es severo -notarás vibraciones en la dirección a alta velocidad-.El sistema de suspensión, pues dañaría las rótulas o desajustaría las cotas, provocando que el vehículo pisase mal… y que los neumáticos se desgastasen irregularmente, además de provocar cierta pérdida de estabilidad.

Si nos paramos a pensar un poco en nuestra manera de ser al volante seguramente nos veamos reflejados en alguna de las situaciones que hemos descrito. Desde Talleres Simtec le hacemos un llamamiento para que eviten en la manera de lo posible estos «vicios», su coche y su bolsillo se lo agradecerán.