En primavera salimos de una larga época invernal de días cortos y noches largas en las que las condiciones climatológicas limitan el tráfico y provocan en los conductores un efecto de precaución y prudencia adicionales. Llegan entonces los días soleados y temperaturas más templadas en las que tendemos a relajarnos al volante.
La primavera es por excelencia la estación del clima inestable y podemos pasar de disfrutar del sol a soportar intensas lluvias en apenas unos minutos. Por eso aumenta la siniestralidad, porque inconscientemente somos menos prudentes justo en la época del años en que se producen los más bruscos cambios de tiempo.
La primavera es también la temporada de las alergias. Y un estornudo a destiempo puede resultar muy peligroso si estás conduciendo. Por eso, en primavera es fundamental respirar aire limpio al volante. La mejor forma de hacerlo es ponerse en mano de los profesionales. Hay que poner a punto el sistema de aire acondicionado y revisar el filtro del habitáculo.
Esta revisión no quiere decir que los síntomas de las alergias desaparezcan en nuestro coche, pero si podemos decir que ayudan en cierta manera a paliarlos en nuestro vehículo.
La alergia no impide conducir, pero hasta junio van a registrarse los niveles de polen más altos del año así que hay que tomar precauciones. Hoy día los antihistamínicos no dan tanto sueño como hace años, pero aún así consulta con tu médico sobre los efectos secundarios y lee bien el prospecto antes de conducir.